Ser o no ser lector(e)s: Mario Benedetti

Mario Benedetti

Mario Benedetti fue un gran poeta, novelista, dramaturgo, cuentista y crítico, nacido en 1920 en Paso de Toros (Uruguay) donde vivió durante dos años. Posteriormente se mudó a Tacuarembó y después a Montevideo.

Empezó a trabajar a los 14 años cuando dejó los estudios. Colaborando en muchas publicaciones y fundando un seminario llamado Marcha, comenzó en 1945 su trayectoria. Viajó a Buenos Aires y a España en 1973 tras un golpe de Estado, en 1983 volvió a Uruguay donde fue una de las figuras más relevantes de la literatura.

Entre sus poemas se pueden encontrar: Entre siempre y jamás (“Mi siempre puede ser jamás de otros tantos”); No te salves (“Que buen insomnio si me desvelo sobre tu cuerpo”); y Soledades (“Una frontera de palabras no dichas entre tus labios y mis labios”).

Selección de textos:

Ayer

Ayer pasó el pasado lentamente ayer pasó el pasado con su historia

con su vacilación definitiva y su deshilachada incertidumbre

sabiéndote infeliz y a la deriva con su huella de espanto y de reproche

con tus dudas selladas en la frente

ayer pasó el pasado por el puente fue haciendo del dolor una costumbre

y se llevó tu libertad cautiva sembrando de fracasos tu memoria

cambiando su silencio en carne viva y dejándote a solas con la noche.

por tus leves alarmas de inocente

Hagamos un trato

Compañera si otras veces no ya para que acuda

usted sabe me encuentra presurosa en mi auxilio

puede contar huraño sin motivo sino para saber

conmigo no piense qué flojera a ciencia cierta

no hasta dos igual puede contar que usted sabe que puede

o hasta diez conmigo contar conmigo.

sino contar

conmigo

pero hagamos un trato

si alguna vez yo quisiera contar

advierte con usted

que la miro a los ojos

y una veta de amor

reconoce en los míos es tan lindo

no alerte sus fusiles saber que usted existe

ni piense qué delirio uno se siente vivo

a pesar de la veta y cuando digo esto

o tal vez porque existe quiero decir contar

usted puede contar aunque se hasta dos

conmigo aunque sea hasta cinco

Todavía creo que nuestro mejor diálogo ha sido el de las miradas.

No sé si soy una persona triste con vocación de alegre, o viceversa, o al revés. Lo que sí sé es que siempre hay algo de tristeza en mis momentos más felices, al igual que siempre hay un poco de alegría en mis peores días.