jueves, 23 de abril de 2015

Camilo José Cela

Camilo José Cela




Camilo José Cela fue un escritor español.
Académico de la Real Academia Española, fue galardonado entre otros con el premio Príncipe de Asturias de las Letras, el Premio Nobel de Literatura y el Premio Cervantes.

Nació el 11 de mayo de 1916 en Iría Flavia (A Coruña).
En 1925 se traslada a Madrid, En 1934, ingresa en la facultad de medicina de la universidad Complutense de Madrid. Más tarde abandonó esta facultad para asistir como oyente a la facultad de Filosofía y Letras. Allí conoce al profesor Pedro Salinas que estimula y aconseja a Cela en sus primeros poemas.
En plena guerra terminó su primera obra, el libro de poemas Pisando la dudosa luz de día.
En 1940 aparecen sus primeras publicaciones y entra en la facultad de derecho. Dos años más tarde aparece La familia de Pascual Durante, su primera gran obra. Esta obra sufrió problemas con la Iglesia y su segunda edición fue prohibida en España. A continuación Cela abandonó la facultad de derecho y se dedicó plenamente a la literatura.
En 1944 comenzó a escribir La colmena, hizo dos exposiciones de sus pinturas y publicó Viaje a La Alcarria y El cancionero de La Alcarria. En 1951 se publica La colmena en Buenos Aires y es prohibida en España. En 1954 se traslada a Mallorca y en 1957 es elegido para trabajar en la Real Academia Española.
Ocupó un escaño en el Senado de las Primeras Cortes democráticas, donde causó una peculiar anécdota cuando al quedarse dormido y el presidente preguntarle si estaba durmiendo, Cela respondió que no estaba durmiendo, estaba dormido, ya que no es lo mismo, como no es lo mismo que estar jodido que jodiendo.
Durante los siguientes años siguió publicando con frecuencia. Destacan Mazurra para muertos y Cristo versus Arizona.
Es reconocido como uno de los grandes escritores del siglo.
En las dos últimas décadas de su vida se sucedieron los homenajes, los premios y los diversos reconocimientos. Demos citar el Príncipe de Asturias de las Letras (1987), el Nobel de Literatura (1989) y el Miguel de Cervantes (1995). En 1996 se le concedió el titulo de Marques de Iria Flavia.
Falleció el 17 de enero de 2002.


 Toisha V (I)

Ahora que ya tus ojos son como sal, y fértil
Tu inmensa boca es un volcán difunto.

Ahora que ya los lobos y las piedras,
Tus vestidos pegados cual olvidadas vendas

Y este atroz mineral que extraje de tu pecho,
Son reliquias tan ciertas como antiguos abrazos.

Ahora que tus axilas pueblan de olor el mundo
Donde yo con mi piel de viudo te presiento.

Ahora que tus zapatos, tus sostenes, tu lápiz de labios,
No me dan más que frío al encontrarlos.
Ahora que ya no puedo dormir donde has dormido
Porque mis ojos lloran azufre y yodo ardiendo.

Ahora que ya no puedo ver tu talla desnuda
Porque alambres al rojo se clavan en mi sexo.

Ahora que los domingos, salgo sin rumbo, inmóvil.
Y que tranvías, yeguas, las moradas mujeres ni el consuelo,
Han de torcer mi ruta de novio eternamente.

Ahora que ya conozco lo bastante a los hombres,
Para que no me fíe ni de mi pena misma.

Ahora que los difuntos, en montones austeros,
Son incapaces de hacerme verter lágrimas
Porque mis ojos son de cristal y aluminio.

Ahora que ya me olvido de qué es dormir tranquilo,
E imbéciles amigos pueblan mi soledad de compasiones que no quiero.

Ahora que mis dos manos son totalmente inútiles
Porque en clavos con óxido sólo encuentran tu cuerpo.

Ahora que ya mi boca pudiera cerrarse eternamente,
Porque tus salobres ingles, tus sustanciosos huesos,
Ya ni me pertenecen.

Ahora que ni cuchillos, ni pistolas, ni ojos envenenados,
Me hacen temblar de miedo, porque un solo veneno
Es quien late en mis pulsos.


La familia de Pascual Duarte (fragmento)

Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y de las chumberas. Aquéllos gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; estos otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie ha de borrar ya. "

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