miércoles, 22 de abril de 2015

Luis Cernuda

Luis Cernuda





Fue uno de los poeta fundamentales de la generación del 27, nacido en Sevilla en 1902, en donde ya las poesías de Adolfo Bécquer despertaron el interés imaginativo y creativo de este grande de la poesía, alentado por un profesor el cual le brindaba conocimientos técnicos sobre la materia pude desarrollar su ingenio, en su juventud realizo sus primeras publicaciones en Revista de Occidente, en 1927 publica su primer libro lírico, Perfil del aire. Después de un tiempo 1929 trabaja en una librería donde frecuentemente hacen diversas tertulias en compañía de Vicente Alexandre y Federico García Lorca. En 1931 Luis Cernuda se enamora de un joven actor llamado Serafín Fernández Ferro, este amor insatisfecho inspirara sus libros Donde habite el olvido y Los placeres prohibidos, después de un tiempo Cernuda se entera del asesinato de Lorca ,este le escribe una elegía llamada A un poeta muerto(F.G.L).


En 1947 inicia su exilio norteamericano, allí trabaja de docente en una colegio de señoritas en Massachusetts, poco tiempo después se establece en México capital donde se enamora de un culturista , Salvador Alighieri, al cual le dedica Poemas para un cuerpo.
Luis Cernuda nunca negó su sexualidad, lo cual lo dejo como alguien raro en su patria natal, con una España de mente cerrada.



Los temas de sus poesías son una profundización a sus sentimientos como la soledad, el aislamiento,la marginación, el deseo de encontrar un mundo habitable o poco hostil, el deseo de encontrar la perfección, la naturaleza o incluso el amor tanto correspondido como no.




Selección de textos:



                                            La Sombra


Al despertar de un sueño, buscas 
Tu juventud, como si fuera el cuerpo 

Del camarada que durmiese 
A tu lado y que al alba no encuentras. 



Ausencia conocida, nueva siempre, 
Con la cual no te hallas. Y aunque acaso 
Hoy tú seas más de lo que era 
El mozo ido, todavía 



Sin voz le llamas, cuántas veces; 
Olvidado que de su mocedad se alimentaba 
Aquella pena aguda, la conciencia 
De tu vivir de ayer. Ahora, 



Ida también, es sólo 
Un vago malestar, una inconsciencia 
Acallando el pasado, dejando indiferente 
Al otro que tú eres, sin pena, sin alivio.





Estoy cansado

Estar cansado tiene plumas,
tiene plumas graciosas como un loro,
plumas que desde luego nunca vuelan,
mas balbucean igual que loro.

Estoy cansado de las casas,
prontamente en ruinas sin un gesto;
estoy cansado de las cosas,
con un latir de seda vueltas luego de espaldas.

Estoy cansado de estar vivo,
aunque más cansado sería el estar muerto;
estoy cansado del estar cansado
entre plumas ligeras sagazmente,
plumas del loro aquel tan familiar o triste,
el loro aquel del siempre estar cansado.






 



Fuentes consultadas:
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