sábado, 25 de abril de 2015

Julio Cortázar

Julio Cortázar
                                                                                (vía Tumblr)

   Este gran escritor nació en Bruselas (Bélgica), en 1914, de padres argentinos. Es uno de los novelistas más importantes. En 1919 regresó a Argentina con sus padres y se instalaron en las afueras de Buenos Aires.

   Recibió el título de profesor de Letras en 1937, posteriormente viajó por la provincia ejerciendo su profesión. Fue a la universidad de Cuyo, en Mendoza, donde empezó a dar clases de literatura. En 1951 recibió una beca para poder viajar a París y estudiar literatura francesa. Durante mucho tiempo estuvo trabajando como traductor de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). 

   También destacó en la política en países como Chile, al que le dedicó la novela El libro de Manuel, y Nicaragua, país en el que se inspiró para escribir Nicaragua, tan violentamente dulce. 

   Julio dividió su vida en tres etapas: la estética, que aparece en las primeras obras; la metafísica, en estas obras los personajes tienen el fin de buscar y encontrar algo; y la histórica, que está relacionada con la política.

   Cuando La Casa de las Américas lo invitó a ser el jurado de un concurso en 1963, surgió su mayor éxito: Rayuela, que narra la historia de Horacio Oliveira. Esta novela está llena de humor, de riesgos y de una originalidad sin precedentes. ("Mi diagnóstico es sencillo, sé que no tengo remedio..."). Otras de sus obras son: Instrucciones para amar ("El sueño bien podrá experimentarse despierto"); y Salvo el crepúsculo ("Vení a dormir conmigo: no haremos el amor, él nos hará").

   El 12 de febrero de 1984 murió en París (Francia) a causa de una leucemia.

Selección de textos

       Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
       Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo de aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor o fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua. (Rayuela. Capítulo 7)

Ahora escribo pájaros.
No los veo venir, no los elijo,
de golpe están ahí, son esto,
una bandada de palabras
posándose
una a una
en los alambres de la página,
chirriando, picoteando, lluvia de alas
y yo sin pan que darles, solamente
dejándolos venir. Tal vez
sea eso un árbol


                                                         o tal vez
                                                         el amor.
(Escribir pájaros)


Hablo de mí, cualquiera se da cuenta,
pero llevo tiempo (siempre tiempo)
sabiendo que en el mí estás vos también,
y entonces:

                                               Nos alcanza el tiempo
                                   o nosotros a él,
                                                                               nos quedamos atrás por correr demasiado,
                                               ya no nos basta el día 
                                                          para vivir apenas media hora.
(Salvo el crepúsculo)


Todo lo mío te lo doy, es cierto, pero todo lo mío no te basta.




Selección de imágenes
Cortázar y Aurora Bernárdez con una pareja estadounidense y el escritor Mario Vargas en Grecia.







Fuentes consultadas:

Textos: Wikipedia y Cervantes
Fotos: Tumblr
Selección de textos: todos los textos están sacados de imágenes de la página web Tumblr
Vídeo de Rayuela: Youtube







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